Mundialista en Francia 1998, plata en Atlanta 96 y oro en los Juegos
Panamericanos, todo ello con la selección argentina de fútbol, son los
méritos que encabezan el jugoso palmarés de Pablo Ariel Paz (Bahía
Blanca, 27-1-1973). Sin embargo, en la Isla se le reconoce por haber
formado parte de la época dorada del CD Tenerife, con el que participó
en su mejor clasificación europea. Eso sí, también vivió momentos menos
alegres, como dos descensos a Segunda División. Ahora emprende un nuevo
reto como entrenador en el Diamantes Delicias, de Primera categoría
regional, y espera dirigir algún día al conjunto del Heliodoro Rodríguez
López.
– ¿Es este el inicio de una carrera como técnico profesional?
– Mi ilusión es llegar a lo más alto que pueda o me permitan mis conocimientos y experiencia.
– ¿Por qué ha elegido como punto de partida el Diamantes Delicias?
– Porque vivo en Residencial Anaga y por medio de dos amigos, me llamaron para proponerme que dirigiera al equipo. Al final he aceptado porque sé que son gente seria. Los fui a ver primero y me cautivó el proyecto, así como las personas que están involucradas en él. Es como una familia, en la que los propios jugadores ejercen además otras funciones como de secretario, delegado...
– ¿Que tal su experiencia hasta el momento en su nuevo club?
– Muy bien, aunque se ha perdido el primer partido (4-3 contra el Arico) tanto Ricardo Acosta, mi compañero en el equipo técnico, como yo tenemos en nuestras manos un grupo joven y con ganas. Yo los admiro porque nadie cobra y nunca fallan a los entrenamientos.
– ¿Cuál es el objetivo que se ha planteado en esta campaña?
– Los objetivos los marcará la temporada. Aunque lo lógico es que para un equipo como este, recién ascendido, la permanencia sea su principal fin. Si después se puede aspirar a otra cosa, bienvenida sea.
– ¿Y cuál es su meta a largo plazo como entrenador?
– Me falta aún el tercer nivel del curso de entrenadores. Nunca me pongo topes, si bien es lógico que quiera crecer en todo lo que hago.
– ¿Campa en su cabeza el propósito de dirigir al CD Tenerife en el futuro?
– Yo siempre aspiro a lo máximo, que ahora mismo sería entrenar al Tenerife. Claro que me gustaría, sería un opción que me haría especial ilusión. Ojalá dios quiera que se dé eso.
– ¿Cómo es que hasta la temporada pasada ha competido como jugador federado?
– Porque me vi con fuerzas y porque el fútbol lo llevo en la sangre. Además, me lo he pasado bien en todos estos equipos para los que he jugado últimamente (Castillo, Paso, Motril, Cerro de los Reyes, Vera y Gara) a los que he pertenecido, donde he hecho muchos amigos.
– En cambio, abandonó relativamente pronto el fútbol profesional. ¿A qué se debió?
– Cuando estaba en el Valladolid, el Terrassa, que por ese entonces iba a dirigir Juanma Lillo, me hizo una oferta y cuando estaba todo acordaro un médico se empeñó en que ya no podía jugar por las dos operaciones de rodilla a las que me había sometido. Ahí se me quitaron las ganas de jugar y además coincidió con el nacimiento de mi hijo y decidí abandonar.
– ¿Qué recuerdos guarda de su estapa como futbolista profesional? Agradables y no tan gratos.
– Siempre me quedo con lo bueno. Logré llegar a lo más alto, al jugar un Mundial con la selección argentina. Dentro de lo malo, quizás las dos lesiones de rodilla. Pero de todo sacas siempre cosas positivas.
– ¿Y de su momento como jugador blanquiazul qué recuerda?
– Muchas vivencias positivas. Sobre todo de la primera etapa, nada más llegar al Tenerife, que fue cuando jugamos la semifinal de la UEFA. Aunque también el ascenso en el que tuve oportunidad de participar luego fue bonito.
– Pero también vivió momentos controvertidos y algún que otro encontronazo con la prensa, ¿no es así?
– Bueno, solo tuve un problema serio con un periodista que luego zanjé y ahora me llevo muy bien con él. El caso es que en esa época yo tenía mis límites porque no me gustaba dar mi número de teléfono y que me llamaran a casa a cualquier hora.
– También perteneció a un Tenerife a cuyos jugadores llegó a tachar la afición en alguna ocasión de juerguistas.
– Pero es que nadie puede decir que me vio el día antes de un partido o incluso un viernes de fiesta por ahí. Se publicaron muchas cosas falsas de nosotros y eso influia en la relación de los seguidores con nosotros. Pero al final todo eso se olvida y queda solo lo bueno.
– ¿Se siente entonces reconocido en la Isla por su pasado blanquiazul?
– Por supuesto. Estoy agradecido a Tenerife, a su gente, que me sigue tratando muy bien. Y todo eso implica que mi imagen no es mala, lo que me da tranquilidad.
– ¿Le genera tristeza u otro sentimiento similar ver al CD Tenerife en Segunda División B después de las cotas que alcanzó, con usted como testigo directo?
– Es raro sí, y da algo de pena después de haber disfrutado de un Tenerife grande. Pero vamos a pensar que pronto recuperará la categoría que merece.
– También disfrutó de una breve experiencia en el fútbol inglés. ¿Qué fue lo que sucedió para que al final no cristalizara esa opción?
– Lo tenía todo hecho con el Newcastle pero Javier Pérez, presidente por ese entonces, me dijo que todo se había truncado porque aparecieron unos intermediarios y la operación no salía ya tan rentable a las partes.
– ¿Por qué siempre apostó por España, hasta el punto de establecer su residencia en la Isla, en vez de regresar a Argentina?
– Por la calidad de vida. He tenido ocasión de viajar a muchas partes del mundo y este es un lugar idóneo para vivir. Tengo dos hijos y siempre quieres lo mejor para ellos. Mi mujer es de aquí y la gente me trata muy bien. No puedo pedir más.
http://www.laopinion.es/deportes/2012/09/20/pablo-paz-aspiro-dirigir-tenerife/435636.html
– ¿Es este el inicio de una carrera como técnico profesional?
– Mi ilusión es llegar a lo más alto que pueda o me permitan mis conocimientos y experiencia.
– ¿Por qué ha elegido como punto de partida el Diamantes Delicias?
– Porque vivo en Residencial Anaga y por medio de dos amigos, me llamaron para proponerme que dirigiera al equipo. Al final he aceptado porque sé que son gente seria. Los fui a ver primero y me cautivó el proyecto, así como las personas que están involucradas en él. Es como una familia, en la que los propios jugadores ejercen además otras funciones como de secretario, delegado...
– ¿Que tal su experiencia hasta el momento en su nuevo club?
– Muy bien, aunque se ha perdido el primer partido (4-3 contra el Arico) tanto Ricardo Acosta, mi compañero en el equipo técnico, como yo tenemos en nuestras manos un grupo joven y con ganas. Yo los admiro porque nadie cobra y nunca fallan a los entrenamientos.
– ¿Cuál es el objetivo que se ha planteado en esta campaña?
– Los objetivos los marcará la temporada. Aunque lo lógico es que para un equipo como este, recién ascendido, la permanencia sea su principal fin. Si después se puede aspirar a otra cosa, bienvenida sea.
– ¿Y cuál es su meta a largo plazo como entrenador?
– Me falta aún el tercer nivel del curso de entrenadores. Nunca me pongo topes, si bien es lógico que quiera crecer en todo lo que hago.
– ¿Campa en su cabeza el propósito de dirigir al CD Tenerife en el futuro?
– Yo siempre aspiro a lo máximo, que ahora mismo sería entrenar al Tenerife. Claro que me gustaría, sería un opción que me haría especial ilusión. Ojalá dios quiera que se dé eso.
– ¿Cómo es que hasta la temporada pasada ha competido como jugador federado?
– Porque me vi con fuerzas y porque el fútbol lo llevo en la sangre. Además, me lo he pasado bien en todos estos equipos para los que he jugado últimamente (Castillo, Paso, Motril, Cerro de los Reyes, Vera y Gara) a los que he pertenecido, donde he hecho muchos amigos.
– En cambio, abandonó relativamente pronto el fútbol profesional. ¿A qué se debió?
– Cuando estaba en el Valladolid, el Terrassa, que por ese entonces iba a dirigir Juanma Lillo, me hizo una oferta y cuando estaba todo acordaro un médico se empeñó en que ya no podía jugar por las dos operaciones de rodilla a las que me había sometido. Ahí se me quitaron las ganas de jugar y además coincidió con el nacimiento de mi hijo y decidí abandonar.
– ¿Qué recuerdos guarda de su estapa como futbolista profesional? Agradables y no tan gratos.
– Siempre me quedo con lo bueno. Logré llegar a lo más alto, al jugar un Mundial con la selección argentina. Dentro de lo malo, quizás las dos lesiones de rodilla. Pero de todo sacas siempre cosas positivas.
– ¿Y de su momento como jugador blanquiazul qué recuerda?
– Muchas vivencias positivas. Sobre todo de la primera etapa, nada más llegar al Tenerife, que fue cuando jugamos la semifinal de la UEFA. Aunque también el ascenso en el que tuve oportunidad de participar luego fue bonito.
– Pero también vivió momentos controvertidos y algún que otro encontronazo con la prensa, ¿no es así?
– Bueno, solo tuve un problema serio con un periodista que luego zanjé y ahora me llevo muy bien con él. El caso es que en esa época yo tenía mis límites porque no me gustaba dar mi número de teléfono y que me llamaran a casa a cualquier hora.
– También perteneció a un Tenerife a cuyos jugadores llegó a tachar la afición en alguna ocasión de juerguistas.
– Pero es que nadie puede decir que me vio el día antes de un partido o incluso un viernes de fiesta por ahí. Se publicaron muchas cosas falsas de nosotros y eso influia en la relación de los seguidores con nosotros. Pero al final todo eso se olvida y queda solo lo bueno.
– ¿Se siente entonces reconocido en la Isla por su pasado blanquiazul?
– Por supuesto. Estoy agradecido a Tenerife, a su gente, que me sigue tratando muy bien. Y todo eso implica que mi imagen no es mala, lo que me da tranquilidad.
– ¿Le genera tristeza u otro sentimiento similar ver al CD Tenerife en Segunda División B después de las cotas que alcanzó, con usted como testigo directo?
– Es raro sí, y da algo de pena después de haber disfrutado de un Tenerife grande. Pero vamos a pensar que pronto recuperará la categoría que merece.
– También disfrutó de una breve experiencia en el fútbol inglés. ¿Qué fue lo que sucedió para que al final no cristalizara esa opción?
– Lo tenía todo hecho con el Newcastle pero Javier Pérez, presidente por ese entonces, me dijo que todo se había truncado porque aparecieron unos intermediarios y la operación no salía ya tan rentable a las partes.
– ¿Por qué siempre apostó por España, hasta el punto de establecer su residencia en la Isla, en vez de regresar a Argentina?
– Por la calidad de vida. He tenido ocasión de viajar a muchas partes del mundo y este es un lugar idóneo para vivir. Tengo dos hijos y siempre quieres lo mejor para ellos. Mi mujer es de aquí y la gente me trata muy bien. No puedo pedir más.
http://www.laopinion.es/deportes/2012/09/20/pablo-paz-aspiro-dirigir-tenerife/435636.html
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