Juanele ex jugador del CD Tenerife

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Juan Castaño Quirós 'Juanele' cumple su primera semana en libertad tras abandonar la prisión de Villabona. «Estoy bien. Ahora lo que quiero es estar con mi familia». El exdelantero internacional evita cualquier referencia a su vida privada mientras se plantea enfocar su vida de nuevo hacia el fútbol. «Es lo que me gusta, he trabajado con niños y ahora quiero sacar el título nacional de entrenador. En cuatro o cinco años espero estar en los banquillos», apunta decidido.

A pesar de los vaivenes que ha llevado en su vida, Juanele asegura: «No me cambiaría ahora mismo por tener 25 años. La vida hay que tomarla como viene. Lo que sí tengo claro es que volvería a ser futbolista». En ningún momento se ha sentido solo en los últimos tiempos. «He tenido el apoyo de mi familia y de mis amigos, que siempre han estado ahí. No me he sentido sólo en ningún momento». El exfutbolista del Sporting, Tenerife y Zaragoza considera que la retirada del fútbol profesional no le supuso ningún trauma. «Te lo vas planteando poco a poco. Dos o tres temporadas antes iba viendo que el fútbol se acababa y había que dedicarse a otras cosas». Con el deporte fue feliz y no se arrepiente de nada. «En todos los lugares donde estuve me sentí muy bien. El fútbol ha sido mi profesión y una parte muy importante de mi vida. No me cambio ni por Zidane por las experiencias vividas, que han sido todas extraordinarias», apunta Juanele.

«El dinero no es prioritario»

Juan Castaño tiene en la actualidad una pensión por minusvalía del 55% por enfermedad. «Me la detectaron cuando jugaba», refiere. Ahora mismo su único propósito es «disfrutar de mi hija, de mis amigos y de mi familia, que es lo más importante». Y, como afición, quiere «ver mucho fútbol, que es lo que realmente me gusta». «El dinero nunca ha sido algo prioritario para mí. Lo importante es ser feliz».

Juanele intenta pasar página de una etapa de su vida con demasiados altibajos. Evita hablar de su paso por la centro penitenciario de Villabona. «De mi vida privada no hablo», insiste el exfutbolista internacional, quien sigue conservando el desparpajo y la simpatía del genio que levantaba a los aficionados de sus asientos de El Molinón. A sus 40 años y con la madurez de quien ha combinado experiencias extraordinarias y algún que otro tropezón en la vida, 'el Pichón de Roces' intenta remontar el vuelo y buscar nuevos horizontes.